jueves, 1 de agosto de 2013

Cuando el deseo por más droga no cesa - Primera parte

Así comienza la narración de Jorge, quien permanece en la Unidad de Conductas Adictivas del Instituto de Neurociencias. Sus compañeros lo escuchan. Lo miran. Y, cuando él cuenta que comenzó en las drogas por curiosidad, al menos tres voces en la sala dicen a la vez: “Me identifico”. Tuvieron inicios similares, repiten esa frase cada vez que hay coincidencias entre sus experiencias y las de quien está exponiendo sus vivencias. Jorge continúa: “Tenía 14 años y para mí era difícil conseguir la hierba que me consumía”.

Desde ahí, y por doce años, consumió todo tipo de marihuana. Y las menciona: “He probado la chola, la cripi, la skunk, la punto rojo, la púrpura y la hidropónica. Además, cinco veces usé cocaína; y una vez LSD”. El instructor lo interrumpe. Le pregunta: “¿Qué te parece que sea legal portar, por ejemplo, diez gramos de marihuana o dos de base de cocaína?” Él y sus 17 compañeros responden, casi a una voz: “¿Tanta? Viviremos entre zombies”, dice Ángel, cuya voz es la última en escucharse.

“Con diez gramos me salen siquiera veinte chafos (cigarros). A mí me serviría para usarlo en una semana porque la marihuana no es mi droga fuerte”, insiste Ángel, un adicto a la cocaína que le cuenta al grupo que tiene muchísimos amigos (de todos los niveles sociales) que usan drogas; y “ni uno que no lo haga”.
Adicciones como la de Jorge y Ángel son consideradas, según el artículo 364 de la Constitución, “un problema de salud pública”; el que, además, indica que “al Estado le corresponderá desarrollar programas coordinados de información, prevención y control del consumo de alcohol, tabaco y sustancias estupefacientes y psicotrópicas, así como ofrecer tratamiento y rehabilitación...;...en ningún caso se permitirá su criminalización, ni se vulnerarán sus derechos...”.

Fuente:  El Universo 

No hay comentarios:

Publicar un comentario